El exceso de cariño de los padres también es algo importante en la vida cotidiana.
Es también tan mala como la falta de cariño, especialmente en actitudes excesivamente proteccionistas hacia los hijos. Éstos deben aprender a ser independientes, a valerse por sí mismos, a asumir sus propias experiencias, que les convertirán en personas adultas.
Dosificar el amor de padres es una tarea compleja, pero imprescindible a la hora de no influir negativamente en los hijos: ni por exceso, ni por defecto.

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